A partir del 1 de enero de 2026, todo esto cambia: Hacienda pone el foco en los pagos electrónicos, ya sea Bizum, transferencias o tarjetas. 

Hasta ahora, la Agencia Tributaria solo pedía a los bancos que avisaran si alguien recibiría más de 3.000 euros. Pero con el nuevo Real Decreto 253/2025, lo que importa no es la cantidad, sino la repetición. Si un pago se repite, aunque sea por poco dinero, Hacienda quiere saberlo. Eso significa que los bancos enviarán un informe mensual con todos los movimientos que firman un patrón periódico, por pequeños que sean. Da igual si transfieres 50, 200 o 500 euros. Si lo haces todos los meses, puede saltar la alarma. 

Lo que buscan es controlar mejor estas vías de pago, que cada vez se usan más, sobre todo entre profesionales, y así frenar el fraude. Esto afecta a millas de operaciones que hasta ahora pasaban desapercibidas. Por ejemplo, muchos padres ayudan cada mes a sus hijos con el alquiler o la hipoteca. Si ingresan siempre la misma cantidad —pongamos 300 euros— y ese dinero no regresa, Hacienda puede verlo como una donación periódica. 

Los expertos aconsejan: lo mejor es declarar esas ayudas como donación, un impuesto que en muchos sitios venden barato, o documentar el préstamo entre particulares, con plazos de devolución. Los autónomos también lo van a notar. 

Desde enero, tendrán que justificar cada ingreso con su factura, por pequeño que sea, y no mezclar ni un euro entre sus cuentas personales y profesionales. Muchos se quejan. 

Una artesana de Madrid dice que la carga administrativa y fiscal crece sin parar. La Asociación Española de Asesores Fiscales lo resume así: Hacienda pone la lupa en los pequeños contribuyentes, en vez de ir solo tras las grandes operaciones que suelen esconder el fraude. 

La pelota está en el tejado de los bancos, las entidades de crédito y los proveedores de servicios de pago, sean físicos o digitales, que trabajan con autónomos y empresas en España. No solo tendrán que informar sobre los movimientos de los profesionales, también sobre los patrones de pago y el volumen anual de transferencias, incluyendo Bizum.

Si cuadra que lo que ha cobrado por Bizum no coincide con lo que declara en impuestos, la inspección está casi asegurada. Hacienda cruzará todos esos datos, así que ya no hay lugar para despistes.