Ahora, la carrera por encontrar piso de alquiler ya no se juega solo en el centro de las grandes ciudades. Cada vez más gente mira hacia la periferia, a esos municipios más asequibles que rodean las capitales. La razón es sencilla: las familias buscan un sitio donde vivir, pero la oferta de pisos se ha desplomado tras las últimas políticas, y los precios en el centro se han puesto imposibles.

Esto ha empujado a muchas personas a mudarse fuera y, claro, al llegar todos a las mismas zonas, la competencia por alquilar un piso ahí se ha disparado. En muchos pueblos de las afueras, hay más pelea por cada piso que en la propia capital. Es el típico efecto “mancha de aceite”: la tensión se extiende y acaba arrasando también los alrededores.

En idealista hemos mirado de cerca cómo va la cosa en las periferias de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Casi siempre, la presión por alquilar es más fuerte en los alrededores que en la ciudad, salvo en los barrios o pueblos más caros y exclusivos, donde los precios echan para atrás a casi todo el mundo y la demanda flojea.

Madrid está bajo presión. El centro es un campo de batalla, pero al sur la cosa se pone todavía más dura. En Leganés y Móstoles, por ejemplo, la competencia duplica la de Madrid ciudad. Lo mismo pasa en Alcorcón, Getafe, Pinto, Valdemoro y hasta Aranjuez. Por el este, la tensión también llega al Corredor del Henares, con Torrejón y Alcalá de Henares igualando la presión de la capital. En cambio, si te vas al oeste, a sitios como Boadilla, Pozuelo, Las Rozas o Majadahonda, la demanda baja bastante respecto a Madrid.

Barcelona sigue el mismo patrón. Los municipios más baratos y cercanos, sobre todo los del Llobregat, viven una auténtica avalancha: en Cornellà la competencia es un 173% mayor que en Barcelona, y en L’Hospitalet y Sant Boi, un 141%. Al norte, en Tarrassa, Sabadell, Montcada i Reixac y Santa Coloma de Gramenet, también hay mucha más pelea por alquilar que en la ciudad. Pero en los pueblos de alquiler caro, como Sant Cugat, Sitges o Castelldefels, la presión baja, porque los precios ya son bastante altos.

En Valencia, el panorama es parecido. Allí, la presión por alquilar está mucho más alta en los municipios del interior, tanto los que están cerca como los que quedan lejos. En Torrent, Picassent o Alfafar, la competencia supera en un 75% a la de Valencia ciudad, y en Requena, Buñol, Alzira o Xátiva, pasa lo mismo. Por la costa, en cambio, sitios como Oliva, Cullera o Puçol viven más tranquilos, con menos demanda que la capital.

Por último, en Sevilla, la mayoría de los pueblos tienen menos presión que la capital. Carmona, Écija, Osuna o Morón de la Frontera están bastante por debajo en cuanto a demanda. Solo en lugares como La Algaba, Camas, San Juan de Aznalfarache, Los Palacios y Villafranca, Arahal, Lantejuela y Algámitas la competencia sube y supera el 75% respecto a Sevilla ciudad. En el corredor entre Aznalcázar y Sevilla, la presión también está un pelín por encima de la capital.