El mercado del alquiler de habitaciones en Barcelona está experimentando un auténtico boom, creciendo un 30% en plena ofensiva municipal contra los pisos turísticos. La razón es clara: el precio de la vivienda sigue por las nubes. Entre la presión demográfica, la falta de nuevas construcciones, los impuestos elevados, la lentitud en la concesión de permisos y la normativa urbanística restrictiva, acceder a un piso completo se ha vuelto casi imposible para muchos.
Esto ha impulsado el alquiler de habitaciones como alternativa real. Según Idealista, entre abril y junio de 2025, la oferta de habitaciones en Barcelona subió un 24% y los precios, un 5%. Actualmente, alquilar una habitación en una capital de provincia cuesta de media 420 euros mensuales, y en apenas tres años la oferta se ha duplicado.
En 18 capitales de provincia la oferta ha crecido por encima de la media, con Barcelona liderando el ranking (+30%) y Gerona siguiéndole de cerca (+28%). En cuanto a precios, aunque 23 capitales han visto subidas superiores al 5%, ninguna de las catalanas está en esa lista. Tarragona registra un aumento del 4%, Lérida del 3%, Gerona del 2% y Barcelona apenas un 1%.
En otras ciudades, el crecimiento de la oferta es incluso más acusado. Ciudad Real (+88%), Santa Cruz de Tenerife (+76%), Palma de Mallorca (+71%) y Valencia (+70%) encabezan la lista, probablemente por la combinación de turismo, presencia universitaria y llegada de profesionales de otras zonas. Madrid, por su parte, se queda en un incremento del 19%.
Respecto a la evolución de precios, destacan Zamora (+18%), Segovia (+16%) y Burgos (+15%), todas en Castilla y León. En el lado opuesto, Castellón (-3%), Cáceres (-4%) y Palma de Mallorca (-10%) ven cómo los precios bajan, posiblemente por un exceso de oferta o la salida de estudiantes al término del curso académico.
En resumen, el alquiler de habitaciones se consolida como una alternativa cada vez más relevante en las principales ciudades, especialmente en Barcelona, donde la presión sobre el mercado residencial no da señales de alivio a corto plazo.