En resumen, quienes siguen el mercado inmobiliario tienen claro que las previsiones siguen marcando una tendencia alcista, y no parece que la cosa vaya a frenarse en 2026. El último informe elaborado por la Real Estate Business School en colaboración con la Universidad de Málaga apunta precisamente en esa dirección: crecimiento robusto tanto en ventas como en precios y operaciones hipotecarias durante los próximos años.

Las cifras son contundentes. Para 2025, se prevé un incremento del 16,3% en la compraventa de vivienda nueva, un 11,2% más en segunda mano y un crecimiento del 9% en hipotecas. La tendencia continuará en 2026, aunque con subidas algo más moderadas: las operaciones de obra nueva podrían rozar las 169.000 unidades, mientras que la vivienda usada superará las 612.000 transacciones. Además, se espera que el volumen de hipotecas casi alcance las 430.000 operaciones.

En cuanto a precios, la proyección tampoco deja mucho espacio al optimismo para quienes buscan oportunidades: la obra nueva subirá un 6,1% en 2026, situándose en una media de más de 305.000 euros, mientras que la segunda mano avanzará un 5,5% y superará los 204.000 euros de media. Este crecimiento en los precios está estrechamente relacionado con el incremento en el importe medio de las hipotecas, que alcanzará los 224.000 euros en 2026 tras un repunte superior al 35% en 2025 y otro 13,7% al año siguiente.

Por el lado de la oferta, también se anticipan alzas tanto en visados como en viviendas iniciadas, aunque la entrega de pisos terminados crecerá de forma más moderada hasta 2026, cuando sí podría superar las 100.000 unidades finalizadas.

En la presentación del informe, el director de la Real Estate Business School subrayó la importancia de atender el desajuste entre oferta y demanda, especialmente en el mercado de segunda mano —donde una tercera parte de las operaciones se cierran al contado—, y defendió la necesidad de potenciar la vivienda asequible con una combinación de financiación bancaria y apoyo europeo en suelo público. Remarcó igualmente el papel de pequeños actores del sector, como cooperativas y microproyectos, que representan un nicho clave en la generación de nueva oferta.

La conclusión es clara: el sector inmobiliario español afronta un nuevo ciclo expansivo, con precios y operaciones al alza. Adaptarse a esta realidad y explorar fórmulas innovadoras para dinamizar la oferta será fundamental para aliviar la presión y facilitar el acceso a la vivienda.