Cataluña cerró 2024 con 100.000 transacciones inmobiliarias, un 8,4% más que en 2023, y en enero de 2025 las ventas crecieron otro 5,5%, según datos de los Registradores. Este incremento contrasta con el alza sostenida de los precios de la vivienda, lo que ha llevado a expertos a analizar las causas detrás de esta aparente paradoja.
Factores económicos. Alfredo Millá, CEO de Sonneil, destaca que el crecimiento económico y la reducción del desempleo han creado un entorno favorable para la inversión en vivienda. Sin embargo, el principal motor es la escasez de oferta, agravada por las dificultades para desarrollar proyectos nuevos. David Gispert, director territorial de Aelca, señala que en zonas de alta demanda el stock disponible es mínimo, lo que fuerza a los compradores a actuar con rapidez. A esto se suman las condiciones crediticias: tipos fijos cercanos al 2%, según Alejandro Labori de Civislend, que hacen la compra más accesible frente al alquiler, especialmente tras las regulaciones catalanas que han reducido la oferta en este último mercado.
Cultura de la propiedad y tendencias de mercado. España, y Cataluña en particular, mantienen una arraigada preferencia por la propiedad: el 76% de los españoles son dueños de su vivienda, frente al 50% en países como Alemania o Francia, según Izilend. Leonardo Cromstedt, presidente de Keller Williams España-Andorra, subraya que la vivienda se percibe como un refugio seguro ante la inflación, lo que incentiva a los inversores a retener activos y profundiza el desequilibrio entre oferta y demanda.
Demanda internacional. Cataluña sigue atrayendo a compradores extranjeros, tanto inversores (atraídos por la rentabilidad del alquiler) como aquellos que buscan segundas residencias. Civislend resalta que los precios relativamente bajos frente a otros destinos europeos, junto al atractivo turístico, explican este flujo. Además, el aumento de extranjeros residentes en España —impulsado por la inmigración— ha intensificado la presión en ciudades como Barcelona.
El factor psicológico (FOMO). El "miedo a perder oportunidades" juega un papel clave. David Gispert (Aelca) explica que la expectativa de nuevos aumentos de precios acelera decisiones impulsivas, especialmente en un contexto de escasez. Izilend añade que la tendencia alcista post-2008 ha consolidado la percepción de la vivienda como un activo estable, mientras que los tipos de interés históricamente bajos han hecho que comprar sea más rentable que alquilar en muchas zonas.
Perspectivas futuras. Los expertos coinciden en que el desequilibrio entre oferta y demanda persistirá. Alfredo Millá (Sonneil) prevé que la escasez de vivienda nueva y el interés de inversores mantendrán la presión alcista. Para 2025, Keller Williams y Civislend anticipan subidas de precios moderadas pero sostenidas, sin correcciones a la vista. Izilend advierte que los cambios estructurales en el sector inmobiliario son lentos, y el actual escenario podría prolongarse años, especialmente en áreas urbanas como Barcelona.
En definitiva , la combinación de estabilidad económica, preferencia cultural por la propiedad, demanda internacional y dinámicas psicológicas explica por qué Cataluña sigue batiendo récords de ventas, incluso con precios en máximos.